Francisco González es el origen y el responsable del caos. Hasta que no salga de BBVA, la crisis de impacto y reputación del banco solo puede empeorar”. Es la opinión común de algunos expertos para calificar una semana que se antoja clave para la entidad.

¿Dimitirá Francisco González por estar relacionado con el caso del presunto espionaje de Villarejo encargado por el banco? El economista José Carlos Díez, asegura que si él “fuera un trabajador de BBVA, estaría preocupado por lo que pasa en mi entidad”.



Se espera que el nuevo presidente gestione bien la situación, pero hasta ahora no ha sido así, según los expertos. De primeras, todo apunta a que Torres Vila no está implicado en el escándalo ya que en las fechas en las que sucedió todo, él no estaba en el banco, llegaría después para implantar tecnología e innovación. Pero lo cierto es que ostenta el cargo de presidente de un banco que si pierde valor y marca, él sería el máximo responsable.

Lo cierto es que la reputación del banco, está en entredicho, según el economista José Domingo Roselló.



De momento lo que vemos es negación, no se atiende a los medios de comunicación, no se aporta información y ahora “la crisis les ha superado, les ha pasado por encima y están desbordados”, dicen los analistas consultados. "Torres Vila debe fidelidad a la persona que le ha nombrado para presidente, pero las instituciones y la marca de BBVA tiene que estar por encima de las personas”. La realidad, a día de hoy, es que BBVA no había podido esclarecer si el banco había ordenado escuchas irregulares.

Bien es cierto que no hemos visto a Carlos Torres Vila gestionar otra crisis parecida por lo que habrá que darle el beneficio de la duda. Para algunos expertos, “no lo está haciendo bien, como tampoco lo ha hecho el resto del sector en cuanto a la imagen y reputación de la banca tras la crisis”.

El sector tiene la peor imagen de todas las instituciones españolas por debajo incluso de los políticos, aunque algunos banqueros se hayan volcado en reconstruir la confianza e impulsar la imagen del sector frente a la sociedad. Unos creen que “esta mala imagen nos la hemos ganado a pulso”, como reconocía hace unas semanas José Sevilla, CEO de Bankia.



La consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa justifica que la banca de hoy no es la misma que la de hace unos años.



Una crisis de reputación como la de BBVA, puede llevarse por delante una parte del valor del banco, de los accionistas, el negocio futuro o la capacidad del banco para competir en los mercados. Según el profesor del CEU, Antonio Ángel Carmona la cosa es más grave si hay interferencias políticas.



Incluso la ministra de economía Nadia Calviño considera un problema que una situación como la del BBVA “pueda dañar la reputación de cualquier institución financiera”.



También supone una mala noticia para la economía española. Hablamos de una entidad que es la imagen de España en el exterior, opera en toda Latinoamérica y en EEUU. “No es la imagen que tenga que dar una empresa, este escándalo se convierte en una crisis de reputación del país, de marca España y para el resto de compañías que pueden verse perjudicadas, por eso se espera que este asunto se resuelva cuanto antes para el bien del tejido empresarial”, aseguran otras fuentes. Para César Fernández, presidente de Isbif, los métodos utilizados por Francisco González, pasan a otro nivel.



Pero, ¿cómo se resuelve esta crisis de imagen en uno de los bancos más importantes?  Según el profesor de la Universidad de Alcalá, José Carlos Díez, el actual presidente debe analizar qué ha pasado y comprobar si las prácticas del anterior presidente eran las habituales en el banco. No repetir los errores y sobre todo que Francisco Gonzaléz abandone la presidencia honorífica por “mal gestor”. Si no es así, ¿el banco tiene algo que ocultar?



Lo cierto es que la banca española sigue mostrando su cara más fea. Las dos grandes entidades del país viven momentos de desprestigio. Además de BBVA, Santander renunciaba al fichaje de Andrea Orcel como nuevo consejero delegado para no pagar los 50 millones de su cláusula de rescisión tras anunciar el pasado septiembre su fichaje. Otro asunto, no menos importante, es el ERE que prepara Caixabank para más de 2.100 personas cuando el propio sector aseguraba que ya estaba saneado.

Los bancos comienzan a presentar resultados esta semana. Veremos si los presidentes de las entidades cotizadas reconocen los problemas por los que atraviesa el sector financiero, uno de los más importantes del país y con mayor peso en la Bolsa española.