Japón trata de desplegar sus alas y lo fía todo a un aumento en el consumo privado en la segunda mitad del año. Su banco central continuará inyectando estímulos con la intención de elevar la inflación hasta el 2% para finales de 2018. En China, el Ejecutivo lanza un nuevo programa para incentivar la producción agraria.

El Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) mantiene el rumbo de su política monetaria y mejora su previsión para el consumo privado y el crecimiento en el extranjero. Aseguran desde el máximo organismo bancario que la recuperación, basada en las exportaciones, está ganando cada vez un mayor impulso.

Como ya hiciera hace unos días, el gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, ha tranquilizado a los inversores asegurando que el programa de estímulos continuara vigente durante un tiempo, más allá de lo que haga la reserva federal, en aras de lograr que la inflación en el país nipón continúe elevándose. Las tasas de interés a corto plazo siguen en el -0,1%, y el banco continuará también comprando bonos estatales, con la intención de que el bono a 10 años se coloque con tipos negativos.

En China, entretanto, el Gobierno pide a las administraciones locales que se gasten casi 18.000 millones de dólares en combatir la pobreza rural y promover nuevas reformas agrarias. Además, subvencionará la implantación de nuevos sistemas de riego. Con esto, el Ejecutivo pretende que su agricultura se vuelva más competitiva y tenga mejores productos, luchando sobre todo con una cuota de mercado en la que los europeos tratan de ganar terreno.

En el apartado de la regulación, el Gobierno chino lanza nuevas medidas para evitar que se cobren las pólizas de seguros fuera del país. Una rendija por la que aseguran que se estaba escapando mucho dinero del país, sin poder comprobar además si los seguros se pagaban de forma fraudulenta o no. Han abierto de hecho una investigación sobre varias pequeñas aseguradoras que podrían haber fomentado esta nueva y extraña práctica.

En lo empresarial, el fabricante de componentes para automóviles Takata ha sido suspendido de cotización ante las informaciones que publica el diario Nikkei, que asegura que tendrá que acogerse a la bancarrota este mismo mes al no poder hacer frente al agujero de 9.000 millones de dólares que han dejado en sus cuentas los problemas con la fabricación de airbags. Los componentes los seguirán fabricando algunas filiales y socios de Takata, que continuarán operando de forma independiente, pero la propia Takata podría tocar a su fin antes de que llegue julio.