La volatilidad ha sido la palabra que ha marcado la inversión este 2021. Ni a los perfiles más “aventurados” ni, por supuesto, a los más conservadores les convence la idea de perder dinero con sus apuestas. Sin embargo, son innumerables las ofertas… como las criptomonedas… que hacen las delicias del inversor, pero hay que protegerse, ¿cómo?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Tanto Bitcoin como Ethereum, y Ripple han reportado sólidas ganancias en los últimos seis meses y "no son las únicas que despiertan la atención de nuevos compradores".

Entre correcciones lo que sí se levanta es algo de miedo, normal, dicen los analistas aunque se muestran confiados, nos lo han dicho en los micrófonos de Capital Radio, en Mercado Abierto varias veces, que puedan estabilizarse. Aunque, eso sí, todos se mostraban escépticos ante estos activos descentralizados.

¿Qué hacer entonces con el dinero? esta es una pregunta recurrente a lo largo de la historia y no por ello ha perdido “fuelle”. Renta variable, renta fija, materias primas, deuda soberana… son miles las opciones que, cada día, frente a nosotros se quedan ahí mirando expectante a las cuentas bancarias de los inversores.

Vamos primero con los datos y luego vemos qué hacemos porque más allá de lo “moderno”, de lo “hipster” siempre quedará la tradición y si hiciéramos un símil… hoy en día en el mercado el oro es a los criptoactivos lo que la fabada de la asturiana a la deconstrucción, como el aceite y el agua (pese a que la base sea la misma).

Algo de números: el índice Galaxy Crypto de Bloomberg ha subido un 66% desde enero, 20 puntos porcentuales más que el oro y otros activos. En total, la capitalización de este mercado asciende a 282.500 millones de euros. Un fiel reflejo de cómo los patrimonios se están desplazando a explorar nuevos mundos.

Está bien, pero siempre quedarán esos románticos que opinen que mejor lo malo (en este caso por virtuoso) conocido que lo bueno por conocer. Y el oro siempre será esa expareja que pese a los “malos recuerdos” nos transporta a tiempos mejores. Tomás Epeldegui es el director general de Degussa España.

Una idea que firmaba hace unas semanas en la mesa de debate sobre Gestión Patrimonial de Mercado Abierto Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros quien remarcaba: en cartera siempre tiene que figurar el oro.

Una charla en la que Juan Manuel López Zafra, co-director del máster data science para finanzas de CUNEF nos dejaba un dato para la reflexión: en el oro nunca ha habido una burbuja (y no será por falta de historia).

Todos de acuerdo entonces en las bondades de un metal precioso que, recordemos, a las puertas del verano, el pasado mes de junio tocaba sus máximos históricos de cotización a las puertas de los 2.000 dólares la onza.

El bitcoin viene y va... el oro se queda

Una apuesta clara de los inversores hacia un activo que se bate con enemigos “complicados”, pero no invencibles. Y es que solo entre enero y febrero, el bitcoin subió un 63,24%, pero perdió un 62,80% entre febrero y marzo, cuando todos los activos se desplomaron debido a la expansión del coronavirus… un movimiento de alta volatilidad que no vio ni por asomo el oro.

Sin embargo, bien es verdad que el bitcoin o el ethereum pueden ser una opción, una reserva de valor, un “oro digital” en países como Argentina o Venezuela donde la moneda nacional está muy debilitada. Una forma de ahorro viable y por ello, un activo complementario, según Tomás Epedelgui, de Degussa España.

Un metal que, es importante, acorde a la opinión de Miguel Ángel Bernal, tenerlo a mano, poder tocarlo.

Aumenta la compra más de un 22%

De momento, la demanda de oro, lo estamos viendo, sigue su senda al alza: según datos que nos ha proporcionado Degussa España sobre su plataforma de comercio, las ventas online se han incrementado un 22% durante el primer semestre de 2021 en comparación con 2019. Además, la tasa de clientes que realizan una compra cuando visitan su establecimiento físico ha aumentado en torno a un 10% respecto al mismo ejercicio, el valor medio de las compras, un 5%, y el número de pedidos diarios, un 14%.

Con estas métricas de crecimiento está claro que el oro sigue siendo el “primo de Zumosol” de un mercado que entre miedos por el tapering, es decir, la retirada de estímulos y la recuperación económica se tambalea. El oro, en estos tiempos aciagos, lo que está claro es que vive, sobrevive y, por supuesto, brilla.