La pausa del café ha quedado en suspenso por la Covid-19, el momento de relax frente a la cafetera del trabajo o bajar al bar a tomar un cortado en el descanso matutino ha desaparecido por la llegada del teletrabajo obligado por el SARS-CoV-2. Es otro de los perjudicados por la pandemia.

Por primera vez desde 2011, la producción mundial de café caerá, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. El teletrabajo influye, pero también golpea el imponente número de bares y restaurantes que no han vuelto a levantar el cierre.

Dos de cada diez de los bares y restaurantes en España siguen cerrados al inicio de julio tras la crisis sanitaria del coronavirus. En el caso de Madrid, el 33% permanecen cerrados al inicio de julio, mientras que la actividad del sector en las zonas más dependientes del turismo extranjero se sitúa entre un 60 y un 70% por debajo del año anterior, según el estudio semanal de la Federación Española de Empresas de Distribución a Hostelería y Restauración (Fedishoreca).

Un cierre que no solo se ha producido en España y ha afectado directamente a la producción mundial de café. Según varios estudios, cafeterías y restaurantes representan alrededor del 25% de la demanda.

Impacto producción mundial

La Covid-19 ha golpeado a todos los mercados por igual y se calcula que el 95% del consumo de café fuera del hogar se ha visto afectado en algún momento por el cierre del negocio.

Los productores de café, antes de la irrupción de la Covid-19, ya sufría una importante crisis económica. Una recuperación limitada para la demanda de café podría ser devastadora para los aproximadamente 125 millones a nivel mundial que dependen del cultivo para su subsistencia.

Citigroup apunta que los futuros de los granos de arábiga podrían caer aproximadamente un 10% en la segunda mitad del año a aproximadamente 90 centavos por libra.

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Brasil, uno de los grandes productores, ya está viendo cómo sus cadenas de cafeterías tienen problemas para enfrentar sus pagos. Suplicy Cafes Especiais de Brasil, una de las cadenas de cafeterías más grandes del país, se vio obligada a posponer los pagos a los agricultores.

Por su parte, la Organización Internacional del Café advirtió sobre los peligros del trabajo infantil en las regiones productoras a medida que aumenta la pobreza para los agricultores.