La economía se fortalece pero el Banco de Japón no cambia de rumbo. El organismo dirigido por Haruhiko Kuroda sigue persiguiendo su ansiado objetivo de un IPC en torno al 2 por ciento que acabe con su deflación crónica y, para ello, decide mantener estable su política monetaria. La decisión sugiere que no tiene prisa por alejarse de los estímulos como ya están haciendo otros bancos centrales, después de que la inflación subyacente se mantuviera en octubre en el 0,8 por ciento.

El Banco de Japón mantiene su objetivo de tasa de interés a corto plazo en menos 0,1 por ciento y el rendimiento de los bonos a 10 años en torno al cero por ciento, por lo que cierra un año sin modificar su política monetaria.

La decisión se ha tomado por 8 votos a favor de mantener los tipos de interés y 1 en contra. El nuevo miembro del directorio Goushi Kataoka discrepa por tercera reunión consecutiva, argumentando que el BoJ debería comprar bonos para que los rendimientos por períodos de 10 años o más caigan adicionalmente.

El banco central nipón se muestra más optimista que en anteriores ocasiones y revisa al alza su evaluación del consumo privado y el gasto de capital, lo que demuestra su creencia de que la recuperación en la tercera economía mundial está ganando impulso. Considera que el consumo está “aumentando moderadamente” y el gasto de los hogares es cada vez más resistente. “El gasto de capital sigue aumentando a medida que mejoran las ganancias corporativas y la confianza empresarial”, señala.

El organismo seguirá adquiriendo deuda soberana japonesa por valor de unos 80 billones de yenes (594.000 millones de euros) anuales para que el rendimiento del bono nipón a 10 años permanezca en torno al cero por ciento. Sus compras masivas seguirán centradas en fondos cotizados e inmobiliarios para que su cartera engorde a un ritmo anual de 6 billones y 90.000 millones de yenes (44.557 y 668 millones de euros), respectivamente. También seguirá incrementando el valor de su portafolio en lo que respecta a bonos corporativos a corto y largo plazo a un ritmo anual de 2,2 y 3,2 billones de yenes (16.338 y 23.764 millones de euros).