Se calcula que las amas de casa indias tienen en su poder el 11% de las reservas mundiales de oro. Más de lo que tienen EEUU, el FMI, Suiza y Alemania en su conjunto.

¿Cómo puede ser? La respuesta es muy sencilla: las bodas. En India es tradición regalar oro a las novias que van a contraer matrimonio. Es uno de los factores que lo convierte en el segundo mayor comprador de oro mundial sólo por detrás de China. Para este año, el Consejo Mundial del Oro espera que la India consuma alrededor de 750-850 toneladas de este metal.



Desde las joyas, los juegos de decoración, hasta los hilos del vestido de la novia, en plena temporada de bodas la demanda por este metal precioso en el país se dispara hasta tal punto, que influye directamente en su precio.

Un claro ejemplo: muchas novias indias se casan con el vestido típico llamado sari. La tela de color rojo se cose con hilos de oro puro. Para un vestido, se utilizan de media hasta 300 gramos de este metal precioso y la fabricación del vestido lleva unos tres o cuatro meses de trabajo.

El oro, en otras palabras, es un invitado más en las bodas indias. Un invitado con el que todo el mundo quiere contar en su fiesta y por ese motivo se ha convertido hasta en una promesa electoral.

El estado indio de Assam ha prometido otorgar oro por valor de 530 dólares a todas las novias de familias pobres. Es la última partida de su presupuesto antes de las elecciones generales que se celebrarán en mayo.

El ministro de finanzas del estado ha destinado 3.000 millones de rupias, el equivalente a 42 millones de dólares, para el próximo año fiscal a este programa de oro. Esto sería suficiente para comprar 875 kg de oro y abastecer a unas 80.000 novias.

Un ritual habitual en el estado de Assam es regalar un juego de adornos de oro a la hija como bendición cuando abandona su hogar para comenzar una nueva vida. Este programa pretende evitar que las familias se endeuden para pagar las bodas de las hijas.