Primer día del año, toma de posesión y subida del salario mínimo. Jair Bolsonaro ha estrenado la presidencia de Brasil ante miles de seguidores y algunos líderes internacionales, como los primeros ministros de Hungría e Israel o el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, además de los presidentes de Chile y Bolivia, entre otros.

Bolsonaro ha firmado un decreto por el que fija el salario mínimo en 998 reales, unos 257 dólares, para 2019. Supone un aumento del 4,61% respecto al año pasado aunque el incremento es inferior a lo prometido por el anterior gobierno por el efecto de la inflación.

Bolsonaro ha prometido liberar Brasil de las marras ideológicas, gobernar sin discriminación y realizar las reformas económicas necesarias para superar los efectos de la crisis: "La corrupción, los privilegios y los favores deben terminar. Tenemos el gran desafío de enfrentarnos a los efectos de la crisis económica y a un desempleo récord".

También ha reiterado que se propone abrir los mercados internacionales para las exportaciones brasileñas, con una especial atención al sector agropecuario, que es el principal motor de la economía nacional. Además, promete impulsar reformas estructurales para sanear las cuentas públicas, estabilizar la economía e impulsar su crecimiento.

"Vamos a restaurar el orden en este país. Somos conscientes de esta gran responsabilidad y de los desafíos que enfrentaremos. Sabemos a dónde queremos ir y el potencial que tiene Brasil", ha asegurado.

El presidente carioca ha aprovechado su primer baño de masas como líder del país para confirmar su postura internacional como aliado en la zona de Washington. El propio Donald Trump lo ha celebrado con un tuit, "EEUU está contigo", a lo que Bolsonaro ha contestado "Juntos, con la protección de Dios, traeremos prosperidad y progreso a nuestros pueblos".