"Menos preocupante de lo que cabía temer", es como califica Joaquín Arango, Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense y director del Grupo de Estudios sobre Migraciones Internacionales, el acuerdo migratorio alcanzado por los socios europeos.

Ante los flujos migratorios, Arango tiene claro que se trata de "un problema político más que una crisis de refugiados o migratoria porque las cifras parecen claramente absorbibles". En cualquier caso, las conclusiones parecen estar, muy "hilvanadas" en un intento de que la cumbre "no fuera excesivamente borrascosa y terminase como el rosario de la aurora".



Se cuestiona el Catedrático sobre las consecuencias para los países miembros que no estén dispuestos a acoger refugiados. "¿Qué pasa con los no voluntarios?", ¿habrá sanciones? Más allá de la cuestionable disposición de Italia que, aunque con malas formas tiene algo de razón "en exigir un reparto y una solución europea", los que "claramente no están dispuestos a participar en ningún acuerdo" son los países del este.

Otra cuestión incierta para Arango son "los desplazamientos secundarios" una vez que los inmigrantes hayan sido recolocados en los países receptores. En tres días Austria coge el testigo de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea y no es nada "prometedor" ya que es uno de los países más "beligerantes" en esta cuestión y no "genera mucha confianza".

Carlos Moreiro, Catedrático de Derecho Internacional y Cátedra Jean Monet de Derecho de la Unión Europea, también ha participado en "Capital: la bolsa y la vida". Asegura que lo importante es que se ha llegado a un consenso europeo: "Ahora los jefes de Estado y Gobierno asumen que es un problema común".