Alcista, complaciente y peligroso. Así describe al mercado estadounidense el Premio Nobel de Economía Richard Thaler. Un mercado que, según admite en una entrevista a Bloomberg, no entiende del todo:
Parece que estamos viviendo el momento con más riesgo de nuestras vidas. Y aun así parece que el mercado está durmiendo, pero impulsado por algún sentimiento. Admito que no lo entiendo.

Y es que el S&P ha alcanzado máximos históricos en repetidas ocasiones desde la victoria de Donald Trump el pasado 8 de noviembre. Todo ello en medio de un crecimiento sostenido de la economía y el mercado laboral en EEUU. Un contexto al que se suman las expectativas de una rebaja de impuestos según el boceto inicial de la reforma fiscal del Presidente estadounidense.

Para Richard Thaler, este optimismo continuo entre los inversores despierta bastantes dudas. Sobre todo si tenemos en cuenta que Thaler ha recibido el Nobel de Economía por sus estudios en la economía conductual. Una corriente que pone el foco en las decisiones irracionales y busca dar una explicación científica a los comportamientos emocionales de las personas. Unos comportamientos que están presentes en las decisiones de los inversores. Precisamente por sus dudas sobre la baja volatilidad del mercado y este continuo optimismo reconoce a Bloomberg que está nervioso:
No sé tú, pero yo estoy nervioso. Y parece que cuando los inversores están nerviosos suelen asustarse con facilidad. Y ahora nada asusta al mercado. Y si las ganancias se basan sobre las expectativas de reforma tributaria seguramente los inversores deberían haber perdido la esperanza de que eso suceda con todo lo que está pasando en el Congreso.

Según el economista, no hay motivos para esperar que la reforma tributaria se produzca. El partido republicano necesita unanimidad dentro de su asamblea de partidos, y no la tiene. Y la estrategia de Trump de insultar sistemáticamente a quienes le podrían dar apoyo no optimiza nada la situación actual. Por todos estos frentes, el actual Nobel de Economía no acaba de creerse la euforia que vive Wall Street.