28 delegaciones de la Unión Europea y 55 de la Unión Africana se dan cita esta semana en Abiyán, la capital de Costa de Marfil, para participar en la V Cumbre Unión Europea-Unión Africana. La juventud y el desarrollo sostenible y, sobre todo, un “Plan Juncker” para el continente, son los ejes principales de una cita en la que se busca frenar la trata de personas, la pesca ilegal, la inmigración o la piratería en el Mediterráneo. Además, esta cumbre euroafricana está marcada por el escándalo de la venta de esclavos inmigrantes en Libia.

La suma del nuevo plan de inversiones europeo en África podría alcanzar los 44.000 millones de euros y una parte importante se destinará a la empleabilidad de los jóvenes de la región. “Una de cada cinco personas será africana dentro de muy poco y a esa juventud hay que darle salida” explica Luis Padrón, director general de Casa África.

La población africana representa en torno a un 15% de la población mundial, con unos 1.200 millones de personas, y Naciones Unidas estima que para 2050 serán 2.400 millones o un 26% del total mundial. Casi un 70% de esta población tiene menos de 30 años.

El bloque europeo es el principal socio comercial y el primer donante en la región en ayuda al desarrollo, como explica Padrón en Capital Radio. A pesar de las fuertes diferencias entre ambas regiones, destacan también los vínculos históricos y la proximidad geográfica. También con el objetivo de reforzar esta relación y mantener su influencia en el continente, Bruselas apuesta por este plan de inversiones basado en la arquitectura financiera de los préstamos a la inversión con garantías del plan de inversiones europeo con el que la UE trata de impulsar la recuperación económica en Europa.

Los líderes de la Unión confían en anunciar la primera mitad del programa en 2018, tras firmar acuerdos de colaboración con instituciones bancarias dedicadas al desarrollo. Las prioridades temáticas de inversión exterior de la Comisión Europea pasan por la energía sostenible, las pymes, la agricultura y el desarrollo urbano. Los proyectos que quieran sumarse al plan deberán tener entre sus objetivos, la creación de empleo, especialmente de jóvenes y mujeres. Según los datos del Servicio Europeo de Acción Exterior, solo el 2% de los jóvenes estudiantes africanos estudia ingeniería africana, pese a que es una evidente potencialidad económica en el continente.

Una de las dudas constantes es el destino real de las inversiones, aunque Padrón argumenta que la cada vez “mayor democratización” de los gobiernos africanos ayudará a que se utilicen correctamente.