Si los precios de materias primas como el hierro, el cobre y el aluminio se desploman, no es de extrañar que las mineras presenten fuertes golpes en sus resultados.

En este contexto, encontramos la historia de la segunda minera más importante del mundo. Se llama Río Tinto, es una empresa con sede en Londres especializada en la extracción de carbón y en la producción de aluminio.

Para Río Tinto, el desplome de las materias primas ha supuesto un duro golpe en su beneficio, que ha descendido más de la mitad: un 51%. Son sus peores ganancias en los últimos 11 años.

La minera ha presentado unas pérdidas de 866 millones de dólares, golpeada por 1.800 millones en amortizaciones, sobre todo relacionadas con un proyecto mineral de hierro en Simandou, Guinea.

Ante la continua incertidumbre en el mercado, las agencias de calificación se muestran preocupadas por las políticas de dividendo de las mineras, y han advertido de que pueden cortar sus ratings. Con lo cual, las mineras tienen ahora la obligación de frenar sus gastos para poder resistir las peores condiciones del mercado.

Río Tinto ha cedido a la presión y ha prometido que recortará su dividendo de 2016 y que será al menos la mitad del de 2015. Con lo cual renuncia a su política, con la que pretendía mantener o elevar su dividendo anual. Aunque ahora se encuentra en una posición más fuerte frente al resto de sus rivales, ya que ha reducido su deuda neta de forma considerable en los últimos tres años.