Apple pagará 38.000 millones de dólares en impuestos en Estados Unidos para repatriar parte de los beneficios acumulados en el extranjero que ascienden a unos 252.000 millones de dólares.

El movimiento se enmarca dentro de la reforma fiscal de Donald Trump aprobada a finales del año pasado, aunque el consejero delegado de la compañía, Tim Cook, no lo confirma directamente y asegura en ABC News que “hay muchas partes de esto que son resultado de la reforma fiscal y también hay una gran parte que habríamos hecho en cualquier situación”.

La mayor empresa cotizada del mundo no ha dicho ni en qué plazo ni en qué condiciones, pero sería una de las mayores cantidades abonadas al fisco por una empresa en Estados Unidos. Apple ha estado en el centro de las críticas del presidente del país que le critica por fabricar sus productos en Asia.

Sin embargo, los enredos fiscales de la compañía no terminan en Norteamérica. Es una de las empresas más criticadas, también en Europa, por aprovechar los huecos en las legislaciones tributarias para reducir al mínimo el pago de impuestos. La propia Comisión Europea le ha exigido el pago de 13.000 millones de euros en Irlanda que había dejado de ingresar el país por el acuerdo fiscal que tenía con la compañía.

La tecnológica anuncia al mismo tiempo un plan de inversión para los próximos cinco años con el que espera crear hasta 20.000 nuevos empleos en Estados Unidos y construir un nuevo campus. Estima que con todas las medidas puestas en marcha podría inyectar 350.000 millones de dólares en la economía de Estados Unidos en los próximos 5 años.