La crisis de los opiáceos se ha cobrado una nueva "víctima”. En este caso, se trata de Purdue Pharma, considerada la desencadenante de esta epidemia en EEUU, así que de víctima tiene poco.

La empresa farmacéutica se ha declarado en bancarrota para poder hacer frente a las demandas de gobiernos locales y estatales. Tras Purdue, maneja los hilos la familia Sackler, que ha acordado renunciar a todo el valor de la empresa para resolver las miles de reclamaciones acumuladas en los juzgados.

Los Sackler amasaron su fortuna gracias al OxyContin, un medicamento opiáceo el doble de potente que la morfina y tremendamente adictivo. Lo explica Argemino Barro, corresponsal en Nueva York, en este podcast.

La crisis de los opiáceos suma una nueva bancarrota

Argemino Barro, corresponsal en Nueva York, nos cuenta quién maneja los hilos de Purdue Pharma

Purdue Pharma acumula unas 2.600 demandas. Más de 2.000 pequeños demandantes del gobierno y 24 estados han acordado la disolución de la compañía y una contribución por parte de la familia Sackler, de entre 10.000 y 12.000 millones de dólares, pero la valoración de este acuerdo está en disputa.

OxyContin, el fármaco del engaño

Aunque la historia moderna de Purdue se remonta a los años 50, no es hasta los 90 que crece en importancia con la aprobación de OxyContin, analgésico con el que cosechó miles de millones de dólares.

Sin embargo, a los pocos años de su llegada al mercado, las autoridades comenzaron a alarmarse por su posible mal uso. Purdue Pharma utilizó tácticas de ventas agresivas, supuestamente engañosas, presionando a los médicos para que recetasen millones de dosis de sus píldoras adictivas.

En 2007, la compañía y tres altos ejecutivos se declararon culpables de engañar a los reguladores, médicos y pacientes sobre la naturaleza adictiva de este analgésico. La compañía pagó 600 millones en multas y otros pagos. Pero siguió comercializando OxyContin bajo el estricto control de la familia, alimentando así la creciente epidemia de adicción a los narcóticos. No fue hasta febrero de 2018 que Purdue dejó de comercializar activamente los opioides.