El número de préstamos impagados alcanza el 3,7% a cierre de 2017, según el informe publicado este martes por la European Banking Federation (EBF). Una cifra que supone la mitad del pico tocado en 2012 y que está algo por debajo de la media mundial.



Según los datos aportados por la federación europea de bancos, estos préstamos morosos ya no suponen un problema específico europeo, pero una fracción importante sí ofrecería complicaciones. “Los bancos europeos están claramente realizando progresos significativos en los NPLs (préstamos no repagados, en sus siglas en inglés). Aunque todavía queda margen para la mejora, debería quedar claro que el problema no es tan grande como fue", asegura Gonzalo Gasos, jefe de Supervisión Bancaria de la EBF.


Las entidades europeas acumulan 800.000 millones de euros en crédito morosos y entre 150.000-200.000 millones supondrían "el verdadero problema". La clave, según la federación bancaria, es si es necesaria una regulación adicional para forzar su venta a precios bajos, lo que dejaría peor a los clientes.

La crisis se ha llevado por delante un 30% de las entidades que había en el Viejo Continente en 2008. Y el proceso continua para aumentar la eficiencia y rentabilidad. El año pasado se redujeron en un 5% las entidades presentes. Alemania, Italia, Hungría o Austria lideraron la consolidación bancaria.

En paralelo, también se cierran las oficinas físicas acelerando la transición hacia la banca online. La mitad de los clientes en la Unión Europea accede ya a sus servicios bancarios desde Internet. Esta modernización de la banca, su salto adelante en el uso de las nuevas tecnologías, tiene su impacto en las plantillas.


Desde que el BCE empezó a contabilizar el número de personas que trabajan en el sector bancario, éste nunca había empleado a tan pocos trabajadores. En la actualidad, un total de 2,74 millones de personas desarrollan su trabajo en este ámbito, lo que supone 400.000 personas menos que al inicio de la crisis.