La agencia de calificación Fitch es la primera que rebaja la deuda de PEMEX de 106.000 millones de dólares a “basura” o especulativa tras haber rebajado también la deuda soberana de México un día antes. Las dos acciones han sido criticadas por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La nueva calificación de Pemex es BB+ y la de la deuda soberana de México BBB.

Pemex califica la medida de la agencia como "excesivamente severa" en un comunicado en el que señala que la empresa cuenta con el pleno apoyo del gobierno mexicano. "En contraste con la calificación otorgada por Fitch Ratings, la empresa ha implementado una serie de acciones responsables a favor de su fortificación", añade la petrolera.

A la vez, la agencia calificadora de riesgos Moody's redujo también la perspectiva de calificación de la petrolera estatal Pemex de estable a negativa, un día después de que estableciese la misma variación en la perspectiva del país.

La petrolera acumula una deuda de 106.000 millones de dólares y es la petrolera más endeudada del mundo. Sus inversores ya esperaban una rebaja de calificación porque las medidas tomadas por la compañía las consideran insuficientes. El gobierno de México por su parte dio a conocer en mayo medidas para ayudar a Pemex con sus deudas y reducir gradualmente su carga tributaria.

Fitch dijo que la nueva clasificación se aplicaría a cerca de 80.000 millones de dólares en bonos en circulación que están en manos de inversores que van desde fondos de pensiones hasta fondos soberanos.

"Aunque Pemex ha implementado algunas medidas de reducción de costos y ha recibido recortes tributarios moderados de México, la compañía continúa invirtiendo muy poco en su negocio de exploración y producción, lo que podría llevar a una mayor disminución de la producción y las reservas", afirma Fitch. "El altísimo nivel de transferencias de Pemex al gobierno mexicano continúa presionando significativamente la generación de flujo de caja y la capacidad de reinversión de Pemex y debilita su perfil crediticio independiente", explica.

Por su parte, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México critica la decisión de Fitch y reafirma su apoyo a Pemex, a la que describe como parte integral de la economía mexicana. "Esta acción fue tomada sobre la deuda soberana de México y la de Pemex, a pesar de que el gobierno ha mostrado un apoyo total a la empresa y está tratando de encontrar soluciones para sus problemas estructurales y financieros", dijo la Secretaría.

La agencia Fitch también ha rebajado la calificación de la compañía estatal mexicana de servicios públicos CFE de BBB+ a BBB y revisó su perspectiva para estabilizarla de negativa, lo que indica que los inversiores no deberían esperar otra acción de calificación en un futuro cercano.

El presidente López Obrador asumió el cargo en diciembre con la ambición de construir una refinería de 8.000 millones de dólares, pero tanto a las agencias de calificación como a los inversores les preocupa que esto desvíe fondos de su negocio de exploración y producción más rentable. "Esperamos que el gobierno de López Obrador continúe con sus esfuerzos periódicos para apuntalar las finanzas y evitar un mayor deterioro en las calificaciones de Pemex", afirma James Barrineau, jefe de deuda de los mercados emergentes en Schroders.

Si dos de las tres agencias calificadoras –Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s– clasifican a Pemex como "basura", se convertiría en el mayor ángel caído –la distinción para una compañía que desciende de grado de inversión a basura– de la historia.