El consejo de Mitsubishi Motors ha destituido a Carlos Ghosn como presidente tras haber sido arrestado y posteriormente despedido por su socio Nissan Motor la semana pasada por presunta conducta financiera indebida.

La destitución de Ghosn marca el final de su presidencia en empresas automovilísticas japonesas solo dos meses después de ser elogiado por ayudar a restaurar la imagen de Mitsubishi Motors después del escándalo de las emisiones de 2016.

El consejero delegado de Mitsubishi, Osamu Masuko, ocupará su puesto de manera provisional, dijo la empresa automovilística.

Esta medida se produce en medio del descontento por el papel de la francesa Renault en la alianza de 19 años que mantenía con Nissan cuyo principal impulsor fue Ghosn. Firmada en 1999 cuando Nissan fue prácticamente rescatada de la quiebra, se amplió en 2017 para incluir a Mitsubishi y ha permitido a sus integrantes desarrollar productos y controlar los costes de manera conjunta.

Por otra parte, la automovilística Renault ha puesto en marcha una auditoría interna de sus cuentas. Quiere determinar si Carlos Ghosn cometió alguna irregularidad, según ha señalado el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire. Además, los principales ejecutivos de la alianza  Renault-Nissan-Mitsubishi se reunirán esta semana en Ámsterdam para analizar la situación tras la salida de Ghosn y sus consecuencias. Y mientras, el propio Ghosn niega haber cometido irregularidades fiscales, según han revelado fuentes cercanas a la investigación de la cadena pública japonesa NHK. El directivo dice que no tuvo intención de infravalorar su salario ante el regulador bursátil.