La compañía estadounidense de vehículos de alquiler con conductor perdió 1.012 millones de dólares en el primer trimestre del año, antes de salir a bolsa, cifra que contrasta con los 3.748 millones que ganó el año pasado en el mismo periodo.

Además ha registrado una pérdida por acción de 2,26 dólares y ha facturado 3.099 millones de dólares. Sin embargo, ha aumentado en un 33% el número de clientes respecto al año pasado, llegando a los 93 millones mensuales activos, y con ello aumentó el número de viajes hasta los 1.550 millones.

El transporte de viajeros sigue siendo la principal fuente de ingresos, pero su división de Uber Eats –transporte de comida– ha subido hasta 536 millones de dólares. En cuanto las regiones donde opera, Estados Unidos y Canadá ingresan la mayor parte de los beneficios de la compañía con 1.750 millones de dólares facturados, seguida de Europa, con 487 millones –en ambos casos, la facturación aumentó en un 26 % interanual–, mientras, Latinoamérica registra un descenso del 13% hasta los 450 millones.

El consejero delegado de Uber, Dara Khosrowshahi, valoró sus buenos resultados con "una media de 17 millones de viajes diarios y una índice anual de reservas brutas de 59.000 millones de dólares", y señala que el foco de la compañía se centra en "ejecutar su estrategia para convertirse en una tienda de una parada para el transporte local y el comercio".

Sin embargo las cuentas no reflejan el efecto de la salida a bolsa de la compañía, ya que estas cifras se cerraron el 31 de marzo, más de un mes antes. El comunicado señala que en esta operación la compañía reforzó su balance de cuentas al hacerse con 8.000 millones de dólares (descontando los costes de su debut en el parqué), así como 500 millones extra procedentes de un acuerdo privado con PayPal.

Al cierre del mercado, Uber cotizaba a 39,87 dólares, un precio inferior a los 45 dólares con los que debutó en la bolsa, cifra que aún no ha vuelto a superar.