Cuando en marzo de 2020 entramos en uno de los periodos más desconcertantes y difíciles de los últimos cien años, nos topamos con un importante protagonista: la digitalización.

La historia nos dirá que ha habido un antes y un después del COVID-19 y no sin razón. El parón de la actividad laboral y económica en su forma presencial, habitual hasta entonces, hubo de transformarse sin casi solución de continuidad, en un nuevo modo de hacer las cosas mediante medios telemáticos, adoptando soluciones de emergencia improvisadas ante una pandemia que obligaba al confinamiento de la población.

Un nuevo modo de hacer las cosas mediante medios telemáticos

Es justo en ese año cuando el colectivo Cibercotizante publica su primer libro, dando prioridad a estudiar las consecuencias que este drástico cambio socio-laboral tendría en el empleo. Era tiempo de análisis de nuevos modelos de relaciones laborales, donde la presencialidad se convierte primero en un imposible objeto del deseo, pasando progresivamente, a medida que la pandemia iba remitiendo, hacia un modelo híbrido presencial-virtual.

Era un año que vaticinaba importantes cambios en el mercado del trabajo, dando lugar a nuevos empleos generados por la digitalización, precursores de una sustancial transformación laboral en casi todos los aspectos de la vida.

Pero forma paralela, se ponía en marcha la urgente necesidad de abordar la recuperación económica tras las dramáticas caídas del PIB, no solo en España, sino en todo el mundo, pero una vez más tendría como protagonista a la digitalización.

Tras la recesión se dio paso a la aportación de ingentes fondos europeos para atenuar los gravísimos efectos provocados por el “huracán” COVID-19, donde se esbozaron nuevos proyectos con un alto componente tecnológico y también en 2021 Cibercotizante estuvo presente con un nuevo libro.

Trilogia (2)
La trilogía de Cibercotizante

Pero había que cerrar el círculo y completar la trilogía digital hablando de formación y de la capacitación digital de la población tras la pandemia. Un cambio obligado por la inmersión digital y la necesidad de no interrumpir los procesos formativos de niños, jóvenes y adultos, estos últimos en sus dos vertientes de empleados y desempleados, que han necesitado más que nunca reforzar o adquirir capacidades digitales para evitar la exclusión laboral.

Ahora, más que nunca, la digitalización es y será protagonista y Cibercotizante estará allí.