Desde hace unas semanas todos hemos venido escuchando, como en una especie de mantra, eso de la ‘nueva normalidad’ hasta el punto de que ya lo hemos incorporado a nuestra vida y a nuestro lenguaje. A Pedro Sánchez parece que le fascina el concepto ‘nueva normalidad’ y lo utiliza en sus comparecencias decenas de veces.

Hay quien piensa que eso es una estrategia, que forma parte de eso que se llama la ‘neolengua’ y que tiene que ver con una forma de hacernos caer por la vía del lenguaje en el adormecimiento frente al intento del Gobierno de ocupar nuestras esferas de libertad.

Una chorrada, créanme. La ‘nueva normalidad’ no es la consecuencia de ninguna especie de conspiración judeo-masónica, ni de ninguna clase de invasión extraterrestre. La ‘nueva normalidad’ no significa que a partir de ahora vayamos a dar vida a ‘los juegos del hambre,’ ni que vayan a confinarnos en guetos donde la violencia se desate hasta que sólo quede uno. Tonterías.

Por no ser, ni siquiera es una invención de Pedro Sánchez, ni de Iván Redondo, por mucho que al presidente le guste manosear el término hasta el punto de hablar de vuelta a la ‘nueva normalidad’… ¿Cómo se puede volver a algo que es nuevo?

No, verán. No hay detrás de esto ningún intento de coartar nuestras libertades ni de suplantar la antigua normalidad por una nueva en la que nos instalen un microchip en la nuca para tenernos controlados. El concepto de ‘nueva normalidad’ lo acuñó una institución tan poco sospechosa de ser una logia masónica como la Organización Mundial de la Salud que el pasado 16 de abril recomendó su uso a los países más afectados por la crisis, entre ellos España. De hecho, antes que Sánchez ya usó el término ‘nueva normalidad’ el presidente chileno Sebastián Piñera.

Pero ni siquiera la OMS tiene el mérito de haber inventado el concepto ‘nueva normalidad’ sino que el padre de la idea fue un norteamericano de origen egipcio llamado Mohamed el Erian, un peligrosísimo agente comunista que fue segundo de Pimco, ex presidente del fondo de inversión de Harvard y, si no me equivoco, actual economista jefe de Allianze. The new normal, así es como bautizó Erian la idea de que, tras la crisis económica de 2008, debíamos acostumbrarnos a un mundo económico en el que la volatilidad hace imposible saber qué es duradero y qué no. O sea, muy conspiratorio.