Cuenta la leyenda del ave Fénix que este ser mitológico de larga vida renace de sus cenizas después de morir. Sobre su figura se han escrito multitud de ensayos y reflexiones a lo largo de los años y no son pocos los neurólogos y psicólogos de renombre que han utilizado este símil en algunas de sus obras para dar forma a sus ideas. Es el caso, por ejemplo, de Carl Gustav Jung o Viktor Frankl que defienden que su historia no sólo guarda muchas similitudes con la del propio ser humano, sino que cuenta con una gran carga didáctica que merece la pena asimilar y poner en práctica.

El hombre que se levanta es aún más fuerte que el que no ha caído”, afirma Viktor Frankl. Una línea que sigue el propio Carl Gustav Jung, que asegura que “cuando el ave Fénix muere, este propicia las condiciones necesarias para fallecer porque sabe que de sus propios restos emergerá una versión de sí misma mucho más poderosa”.

Llevando este ejemplo al día a día y al mundo terrenal, es imposible pasar por alto que desgraciadamente en los últimos meses son muchas las personas que se están viendo obligadas a levantarse y resurgir tras un duro golpe. Las causas son sobradamente conocidas y emergen de una misma dirección, la Covid-19; las consecuencias, por su parte, son que muchos particulares, autónomos y empresarios se han visto con el agua al cuello económicamente y han buscado la forma de poder decir basta.

Una ley poco conocida

Dice el refrán que “el que busca, encuentra” y algo así es lo que a muchos de los solicitantes de la Ley de Segunda Oportunidad les ha sucedido en este último año. Necesitados de una solución para sus problemas de insolvencia, los hay que se lanzaron en la búsqueda de un salvavidas en medio de un océano de deudas y lo encontraron. Y no sólo eso, sino que se dieron cuenta de que es posible empezar de cero gracias a los beneficios de esta ley tan poco conocida.

Ley

Si como en su día a estas personas, también os suena nueva esta ley, simplemente hay que apuntar que es un mecanismo legal propio del sistema jurídico anglosajón y que llegó al nacional en el año 2015 con la intención de permitir que aquellas personas que fracasasen en un proyecto empresarial, personal o económico dispusieran de una nueva oportunidad de arriesgarse y emprender nuevos proyectos, sin tener que estar atados de por vida a una losa de deuda que nunca podrán satisfacer.

El economista y CEO del despacho Abogados para tus deudas, especializado en este tipo de procedimientos, comenta que esta ley está ganando en los últimos tiempos en popularidad a raíz de la crisis provocada por la Covid-19. Él, Cristian Tanase, explica que “muchos autónomos han visto reducidos sus ingresos a mínimos, otros han perdido su puesto de trabajo y no pueden seguir asumiendo las responsabilidades económicas que tienen vigentes porque no tienen ingresos”.

Los casos se han multiplicado por tres desde marzo de 2020

Este caldo de cultivo ha provocado que “desde marzo se han triplicado tanto las entradas de los casos como las llamadas y formularios rellenados en el bufete solicitando información sobre este procedimiento”. Además, este especialista cree que la cosa va a ir a peor en los próximos meses ya que “cada día atendemos nuevos posibles casos de personas que ven en la Ley de Segunda Oportunidad como su única vía de escape”.

Todo ello, sin haber notado todavía el impacto del final de los ERTE o el inicio de los ERE, pues “en cuanto esto se vaya produciendo muchas personas se verán sin ningún ingreso y seguirán subiendo los casos de forma exponencial hasta que se normalice de nuevo la situación económica”.

En cualquier caso, por rescatar algo positivo de todo este cúmulo de infortunios, es que “esta situación también está sirviendo para visibilizar la existencia de una ley como la Ley de Segunda Oportunidad, que hasta ahora es o era muy desconocida, pero que ofrece unos resultados reales a todo deudor que se acoge a ella”.

No prolongar el endeudamiento

Para concluir en su análisis, Cristian Tanase recalca que atendiendo al tipo de solicitantes que han recibido en los últimos meses, uno de los errores más comunes es “coger varios microcréditos o ayudas rápidas” para intentar remediar la situación a corto plazo. Sin embargo, el resultado es que uno se endeuda más para pagar sus propias deudas. “Esto provoca un estado de sobreendeudamiento que acaba con las entidades de crédito llamando constantemente por teléfono para reclamar el pago de estas deudas”, apunta.

Por eso anima a aquellas personas que están pasando por un episodio de este tipo a no prolongar lo inevitable y tratar de ponerle solución recurriendo a una opción en boga como la de la Ley de Segunda Oportunidad. Y es que, como el ave Fénix, resurgir de las cenizas y alzar el vuelo nuevamente es posible.