Si algo ha quedado manifiestamente demostrado es que el teletrabajo descarboniza, y es un muy buen antídoto contra el cambio climático. Al reducir desplazamientos, reducimos carbonización, reducimos huella ecológica y aumentamos el bienestar. Pero tanto al teletrabajar, acceder a los buscadores e incluso al emitir un mensaje de WhatsApp, detrás de estos procesos encontramos sistemas de inteligencia artificial (IA) más o menos complejos. Cada búsqueda en Google, interacción en Instagram o notificación de una nevera conectada, conlleva un consumo energético mínimo, pero escalable a miles de millones de dispositivos, que ya supone entre un 3 y un 4% de todas las emisiones de CO2. Otras estimaciones sitúan el consumo de todos los dispositivos comerciales en 1.400 twh en 2025, que supone cinco veces más que el consumo total de España.

Pero los sistemas hay que entrenarlos previamente para que ajusten su precisión y esta técnica en sistemas IA de grandes dimensiones, pueden llegar a emitir 280 toneladas de CO2, cinco veces más que un automóvil a lo largo de su vida. Si aplicamos IA en la evaluación de radiólogos expertos, se mejoraría la precisión en la detección de cáncer mediante mamografía y ayudaría a aumentar el valor de la detección, mejorando la relación daño-beneficio. Esta es una de las conclusiones de un estudio internacional, en el que han participado además la Universitat Politècnica de València (UPV) y el CSIC.

Esta preocupación por la sostenibilidad fue el origen de la iniciativa global RE100, que reúne a compañías comprometidas con utilizar únicamente energías de origen renovable antes de 2050. Este grupo surgió un año antes de la semana del clima de Nueva York en el 2014 e incluye a Microsoft, Google y otras big tech, BMW o Tata Motors del sector del automóvil, Unión de Bancos Suizos o Goldman Sachs del sector financiero, o Coca-Cola, BT, KPN o La Poste. Solo si contamos con las empresas acogidfas al RE100, el 1% de la energía consumida en industria será renovable, lo que supone el 0,4% de la energía eléctrica mundial consumida. Es urgente reducir el consumo computacional y apostar por la sostenibilidad.