Lisboa menina e moça, menina, da luz que meus olhos veem tão pura. Teus seios são as colinas, varina. Pregão que me traz à porta, ternura, cidade a ponto luz bordada, toalha à beira mar estendida. Así cantaba Carlos do Carmo a la capital portuguesa en uno de los fados más conocidos del país vecino.

Estilo y Finanzas

Lisboa a poco menos de una hora de Madrid y mucho menos de otras ciudades españolas es una escapada "para cualquier momento", apunta Fernando Tomás, director de comunicación de Viajes El Corte Inglés, en Estilo y Finanzas.

Hoy nuestro viaje nos lleva a orillas del Atlántico dónde las aguas del Tajo se convierten en olas del océano.

Tajo Lisboa
Tajo en Lisboa

Bajo el puente de Vasco de Gama, las aguas dulces recogidas por toda la Península Ibérica se mezclan con las saladas del mar.

"Lisboa floreció en Europa como una de las ciudades con más actividad y fue propuesta incluso como capital del reino en el reinado de Felipe II", destaca Tomás.

Sin miedo a las cuestas, Lisboa es una ciudad para recorrer a pie, siempre con ayuda del tranvía, "que nos facilitará llegar a la parte de alta de cada colina disfrutando de vistas únicas, como también lo hacen los funiculares o ascensores", añade el director de comunicación de Viajes El Corte Inglés.

Un paseo en tranvía

Lisboa, velha cidade, cheia de encanto e beleza! Sempre a sorrir tão formosa. Con los acordes de este fado, tomaremos el tranvía 28 "uno de los eléctricos" que nos llevará desde la Plaza Martin Moniz y el Cementerio de Prazeres.

En el recorrido no nos podemos perder el Mirador de Santa Luzia "desde donde contemplar una fantástica panorámica del Río Tajo y de las tejados de la colorida ciudad", recuerda Fernando Tomás.

Aconsejamos bajarte del tranvía para pasear por él y visitar el Castillo de San Jorge desde donde podrás contemplar las mejores vistas panorámicas de la ciudad.

"Pasear por las callejuelas medievales y árabes de Alfama, entre ropa tendida como si fueran estandartes, bares y tiendas que parecen haberse detenido en el tiempo es toda una experiencia", aconseja.

Otro tranvía imprescindible es el número 15 que nos llevará al Barrio de Belem. "Este es un tranvía moderno que realiza un recorrido turístico muy interesante".

El inicio de nuestro viaje arranca en la Praça do Comercio, una de las plazas más bellas y grande de Europa con una gran vista al estuario del Río Tajo, para después de un recorrido de algo más de 6 kilómetros alcanzar el popular Barrio de Belem en el que debemos visitar algunos de los monumentos más emblemáticos de Lisboa.

Empezaremos por la Torre de Belém, símbolo de la ciudad, situada en la desembocadura del Tajo y declarada Patrimonio de la Humanidad. Es una antigua construcción militar de estilo manuelino que tuvo especial protagonismo en la Era de los Descubrimientos.

Y si visitas Belém a la hora del almuerzo recomendamos comer en alguno de sus típicos restaurantes.

"Debes ponerte en “modo descubridor” para ir a descubrir uno de los secretos más dulces de Lisboa: los pasteis de nata y más concretamente los de Belém. Aunque a veces hay algo de cola, el mejor lugar para comprar los “pastéis de nata” es hacerlo en la Antiga Conféitaria de Belém".

Si todavía tienes ánimo de seguir caminando, siguiendo el paseo de la ribera del Tajo, llegarás al MAAT, Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología, un singular edificio en blanco.

No dejes de subir a su techo cerámico y pasear por él para sentirte un descubridor de tendencias", destaca.