“El modelo publicitario está agotado. Internet se interpretó como un híbrido entre la prensa y la televisión y la opción publicitaria de las empresas fue poner banners buscando el click, una opción que se ha estirado como un chicle de forma antinatural. Es un modelo publicitario que nació para un mundo que ya no existe”.

Las palabras de Sergio Maldonado, CEO y co-fundador de Privacy Cloud, resumen uno de los males más acuciantes de la era digital, la búsqueda de la rentabilidad en negocios, como los propios medios de comunicación, que hasta ahora han dependido del click para ganar dinero en la red. “Es un atraso, no creo que dure mucho más tiempo y espero que la gente se dé cuenta de que la publicidad así es patética y no funciona”, advierte. Pronostica que el futuro pasa por modelos más cercanos a los muros de pago y, sobre todo, por la medición y el perfilado que permiten realizar los rastros que dejamos en internet.



La película común sobre la visión 360 grados del cliente también se tambalea. Las estrategias empresariales de marketing han estado marcadas en los últimos años por conocer todo del usuario y ahora evolucionan hacia categorías de datos concretas según el nicho de negocio, con el objetivo de racionalizar las inversiones en este sentido y obtener mejores retornos.

“Los anunciantes y marcas cada vez invierten menos en la parte publicitaria creativa y más en big data, se invierte más en conocer a la audiencia”, explica Maldonado. La pregunta es si en este contexto el usuario está subyugado al uso que las empresas hagan de su información o si puede obtener algo a cambio.

El responsable de WeRule descarta que podamos “lucrarnos” de la información que generamos, ya que un usuario no tiene la capacidad de monetizar y darle el valor agregado que le aportan los servicios detrás de las grandes empresas. “Pero el usuario sí puede encontrar un equilibrio y hacer que revierta en el accediendo a servicios a cambio de esa información”, señala.

Su aplicación crea una cartera de datos personales y revisa qué apps de nuestro dispositivo móvil usan nuestros datos y cómo lo hacen. A partir de ahí permite que nos registremos y veamos qué datos queremos compartir para obtener a cambio servicios de terceros. “Un intercambio en especie” que permite a las marcas conocerte pero sin hacerlo de forma subrepticia y compartiendo únicamente “los datos que tú elijas”.

WeRule ya tiene en su plataforma los servicios de Netflix, Spotify, Car2go o Cinesa y asegura contar con tres niveles de seguridad para verificar y garantizar que el uso que hacen esos terceros con los datos de los usuarios cumple las normativas, el RGPD europeo y la LOPD en el caso español.

“Al final el usuario no ha recibido ninguna ventaja de estas normativas, se le ha pasado la carga del cumplimiento y la molestia, y eso que se suponía que iba a estar más tutelado”, critica Maldonado. La aplicación del RGPD “se ha vuelto un infierno” y las “marcas se libran de las multas”, aunque algunas Agencias como la francesa ya empiezan a lanzar advertencias para caminar hacia una aplicación real y garantista de la normativa.

A pesar de ello, el directivo de Privacy Cloud es optimista y confía en que las compañías van a ver los intercambios con los usuarios como una oportunidad para construir relaciones de confianza y sin el coste de los intermediarios. “A medida que ganemos control el usuario será más consciente de lo que pasa y muchas marcas van a pagar por nuestra vida, nuestro consumo energético, nuestro transporte, a cambio de conocernos bien”, concluye.