Es un caso interesante por dos motivos: Primero porque abre el debate acerca del trato que merecen estos contribuyentes que quieren tributar, tras la derogación de la ley Beckham, fuera de nuestro país, y no en cualquier sitio, sino que por lo que parece en algún paraíso fiscal. Hablamos de la parte de sus ingresos correspondiente a derechos de imagen.

Y por otra parte porque las autoridades tributarias apuntan también a la potencial responsabilidad que los asesores pudieran tener en este tipo de decisiones. Algunos medios dicen que podrían ser juzgados, de prosperar el caso en sede judicial, como cooperadores necesarios del presunto delito fiscal.

Hasta ahora, el deportista de turno, por ejemplo en el caso Messi se amparaba en el padre, algo que realmente no ha funcionado como gran argumento de su defensa, pero aquí es la propia administración quien, al hilo de correos electrónicos descubiertos en el denominado “Football Leaks”, podría atribuir a los abogados un papel importante en la comisión de los hechos.


Se apura tanto la ley que es fácil que quepa cualquier interpretación. Lo que no está claro es si estos jugadores son conscientes de que la decisión es suya y de que son ellos quienes asumen los riesgos.