La compañía anuncia que apelará la decisión que le impediría ofrecer sus servicios en Londres.

Lo primero es que no esperemos viajar a Londres y comprobar que Uber haya desparecido. Mientras no haya resolución que así lo exija podremos utilizar los servicios de la plataforma.

El pleito tiene pinta de alargarse lo suyo. Tras cinco años de funcionamiento, la compañía quiere defender el medio de vida de muchos conductores y la elección de tantos y tantos consumidores londinenses.

Las autoridades califican de irresponsable su actitud que se traduce en problemas de Seguridad. Por ejemplo, su aplicación, dice, no se destina a los fines adecuados, de hecho, le atribuye que no colabora con la policía en la persecución de determinadas conductas que pueden calificarse como delictivas en Londres.

También se discute la información disponible sobre los conductores, que dicen entorpece los controles de seguridad de la ciudad.

A esto se suman resoluciones de tribunales como la que conocimos hace unos meses que no admitía que sus trabajadores lo fueran por cuenta propia. Por cierto, alineándose con la directiva que ayer mismo apuntaba Bruselas para corregir la situación de tanto trabajador con contratos con apenas derechos según Europa.