Aunque algunos lo plantean como una lucha de poderes, no creo que sea así. Hablamos del imperio de la ley, de independencia del poder judicial y de soberanía parlamentaria a la hora de modificar determinadas leyes.  

No hay que ser muy experto en derecho para entender que si en el año 1972 fue en el Parlamento británico donde nació la European Communities Act (ECA) –la que les introdujo en Europa– tenía que ser también aquí donde había que acudir para derogarla.

Un referéndum por sí solo no permite cambiar la ley y sacar al Reino Unido de la UE. Para eso hace falta legislar y esto le incumbe al parlamento. 

Además, la sentencia confirma que no es necesario consultar a los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte ya que las relaciones con la Unión Europea es una materia reservada. Lo decíamos hace unos días con respecto a Gibraltar.

Por otra parte, quiero destacar la sensibilidad que el Tribunal Supremo muestra por los derechos individuales de muchos tras la salida y sobre todo, a la vista de que el gobierno declara que los ciudadanos tenían claro que había que acometer el tema de la inmigración 

Parece que el Gobierno va a proponer en un par de días una escueta norma, apenas tres líneas, y se pondrá en marcha el proceso parlamentario donde surgirán las enmiendas y veremos cómo se comporta la cámara de los lores. 

El calendario en este caso nos llevaría a bien entrado el 2020 y por lo tanto lo que está en juego es el denominado Brexit duro, si por duro entendemos un corte radical, ya, que es algo que algunos no vemos y menos conociendo los tiempos en europa. 

Por cierto, que todavía puede tener lugar otra batalla legal. Es fácil que el TJUE tenga que pronunciarse acerca de si el resto de los 27 estados tienen algo que decir. Es decir, si han de aprobar dicha salida.

Sufriremos o disfrutaremos de un debate parlamentario, como vdes. quieran. Conoceremos el pronunciamiento de ambas, repito, ambas cámaras.

Será interesante ver si se mantiene la proporción o reparto 48/52 en el arco parlamentario.

Por: Arcadio García Montoro