Teresa Gundín.- Kilauea que significa “escupiendo” en Hawaiano, es actualmente uno de los volcanes más activos de la Tierra. Situado en el suroeste de la Isla Grande de Hawái conforma el volcán más joven de los cinco que componen la isla. Característico por su forma de “escudo” inicialmente fue un volcán submarino que emergió del mar hace unos 100.000 años debido a la acumulación de lava en las sucesivas erupciones.

Hawái, a diferencia de lo que se podría pensar, no forma parte del anillo o cinturón de fuego del Pacífico del que hablamos la semana pasada en el programa, por lo que la isla no es el resultado de la actividad geológica de las placas tectónicas como en la mayoría de los casos.

Los Volcanes hawaianos tienen su origen en lo que se denomina el punto caliente de Hawái que es el responsable de la creación de la cadena de montes submarinos Hawái-emperador con una extensión de 5800km y que alcanza el borde las fosas Aleutiana, cerca de la frontera con Rusia.

Puntos calientes

Existen varias teorías sobre los denominados “hot spot”, pero los estudios más recientes sugieren que éstos son movibles en vez de fijos, y que la cadena de volcanes, que tiene una edad de 47 millones de años, fue causada por un cambio en el movimiento del punto caliente en vez del movimiento de las placas tectónicas. Es decir, la corteza superficial se desliza sobre el punto caliente y éste va formando estructuras volcánicas visibles. (Las islas galápagos, Las Azores o Islandia son un ejemplo de formación por la influencia de los puntos calientes.)

Con una edad de entre 300.000 y 600.000 años, el volcán Kilauea se considera todavía muy joven ya que el más antiguo de la isla, el volcán Kohala, situado al noroeste, experimentó casi 900.000 años de actividad antes de extinguirse, por lo que el futuro previsible no es otro que más y más erupciones explosivas que continuarán edificando la cumbre del volcán.
Sin embargo, es sabido que cuando los volcanes rugen revelan secretos que ayudan a la comunidad científica a conocer más acerca de su evolución.

En este caso Kilauea es un volcán "efusivo", es decir, que escupe lava desde su cráter principal y dos fisuras eruptivas, acompañadas a veces de explosiones. Los científicos observan lo que sucede debajo de la superficie usando equipos cada vez más tecnológicos y los conocimientos dejados por erupciones pasadas, pudiendo prevenir desastres humanitarios en las zonas más peligrosas.

Erupciones imprevisibles

Esto, sin embargo, no siempre es posible, pues la naturaleza es a menudo imprevisible, tal y como ocurrió el 3 de junio de este mismo año con el Volcán de Fuego de Guatemala que despidió una mezcla de gas caliente, rocas y otros materiales que inundaron el valle, matando a casi un centenar de personas.

La primera erupción documentada del Kilauea se produjo en 1823, y desde entonces el volcán ha entrado en erupción en repetidas ocasiones retomando su actividad el pasado 3 de mayo después de registrarse un seísmo de 5.0. Los actuales registros indican grandes cambios geológicos como el derrumbe del cráter Halemaumau, aparición de nuevas fisuras y continuos sismos que sacuden Hawái poniendo en elevado riesgo a la población de la isla.

Como dato curioso para nuestros viajeros de la ciencia: en los barrios rurales donde la lava del volcán Kilauea ha calcinado o amenazado con destruir viviendas, se menciona en repetidas ocasiones a Pele, la diosa de los volcanes y el fuego, una importante figura en la cultura de Hawái porque no sólo representa el génesis de la tierra sino también todos los fenómenos relacionados con los volcanes, además, tiene dos formas de manifestarse, una la que se queda en el cráter Halemaumau cuidando el fuego y otra la que sale a explorar Puuna, el distrito junto a las laderas del volcán que es exactamente lo que está sucediendo ahora con las fisuras de lava abriéndose en los barrios vecinos.

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