Comienza la batalla por el control de ExxonMobil. Una pelea que supone un punto de inflexión en la trayectoria de un sector, el petrolero, que está obligado a transformarse. ¿Hacia dónde miran los inversores? ¿cuál es la posición en la que se queda la compañía a partir de ahora?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Asalto a la junta de ExxonMobil: los activistas preparan la destitución del CEO

Los accionistas minoritarios, bajo la plataforma Engine Nº1, preparan a la empresa para conseguir las emisiones neutras de carbono en 2050

Un icono de Estados Unidos que se borra en el horizonte. Hace apenas un década era inconcebible que alguien pudiera echar un pulso al consejero delegado de ExxonMobil.

Hoy, esta lucha, es una realidad y precisamente su directivo desde 2016, Darren Woods, tiene las de perder tras años ignorando a los inversores minoristas, quienes apenas poseen un 0,2% del accionariado de la petrolera, Woods juega hoy el partido en el que los activistas prevén tomar el control de una junta directiva que, a partir de ahora, le costará dominar.

El movimiento se lleva gestando unos meses ya, desde diciembre, y al estilo Abengoa y sus minoristas, salvando las distancias, tiene todas las de ganar.

“Es un dinosaurio de combustibles fósiles”, con estas palabras definió el inversor Chris James a ExxonMobil a principios de año. “No tiene un plan coherente para sobrevivir a la transición global hacia las energías limpias”, criticaba Charlie Penner, responsable de uno de los fondos de cobertura que ahora pugnan por el control de la empresa.

El poder de los activistas

En concreto son cuatro fondos, organizados en torno a la plataforma Engine Nº1, los que quieren acabar con el actual modelo de negocio con un objetivo claro: obligar a Darren Woods y al resto de la junta directiva de la empresa a que se comprometa a la neutralidad del carbono en 2050, es decir, a no emitir gases de efecto invernadero a cero en apenas un cuarto de siglo.

A todo esto Woods se negó, argumentando que las petroleras competidoras que sí habían anunciado planes de transición no eran reales. “No estoy interesado en tener esta conversación”, argumentaba el directivo.

Y es que decía en la CNBC, lo más importante de todo, es que los jóvenes confíen en Exxon y quienes trabajan allí, lejos de matar al planeta, puedan sentirse orgullosos de decir que trabajan en la petrolera.

Palabras de una entrevista de apenas diez minutos en la que colocó su mensaje: estamos trabajando en ello, aunque no concretó nada.

Darren Woods: "mejor fuera"

Y tras estas declaraciones, quienes dijeron no confiar en Woods fueron los activistas. Su líder, Jeff Ubben, la respondía que el problema no era tanto la compañía como su directivo.

Un pelea que lejos de terminar coge fuelle y cuesta dinero. Esta lucha en el seno de la cúpula de ExxonMobil está siendo una de las más caras de toda la historia. En esta disputa y sobre los tribunales, Exxon ya se ha gastado más de 35 millones de dólares mientras que Engine Nº1 ha invertido 30 millones para hacerse con los cuatro sillones de la junta que necesitan y buscan para transformar la compañía.

Con todo y con ello, parece ser que el dinero, al menos para los activistas, no es un problema.

BlackRock mira a la transición

Y es que según informa la agencia Reuters, BlackRock, la afamada firma de inversión y uno de los mayores accionistas de Exxon, ha anunciado su respaldo a los activistas, al menos, a tres de los cuatro nominados, uno de los cuales, por cierto, ya ha adelantado que de las primeras medidas que llevará al consejo será la destitución de Darren Woods.

BlackRock, en este asunto, no parece andarse con remilgos: el año pasado, según las cuentas de The New York Times, votó en contra de 64 directores de empresas que generaron emisiones de efecto invernadero por encima de la media.

Año de pérdidas

Así las cosas, los números quedan sobre la mesa. El año pasado, marcado por la COVID-19, ExxonMobil perdió 22.000 millones de dólares. ¿La razón? La caída de la demanda de combustible, lo que trastocó los planes de una empresa que se preparaba para aumentar el gasto en la producción de petróleo y gas.

Esta es una de las razones que esgrimen los activistas para echar a Woods del cargo y es que apuntan a que si la empresa hubiera sabido adaptarse a la nueva “economía verde” las pérdidas no habrían sido tales.

Con el miedo en el cuerpo, según revela The Wall Street Journal, Exxon habría estado enviando en las últimas horas varias cartas a los accionistas en las que les prometían nombrar a dos directores para la división de energía y clima durante el próximos años a fin de acelerar la transición ecológica.

Exxon anuncio hace unas semanas nuevos objetivos de reducción de emisiones hasta 2025, pero Engine Nº 1 quiere que sea neutra en carbono en 2050 como otros competidores.

Medioambiente y sueldos

La lucha queda abierta ahora en el seno de una compañía que antaño fue sinónimo de poder en Estados Unidos. La lucha medioambiental y los sueldos de los directivos son dos de los asuntos que están ahora en boca de todos y que están marcando el devenir de un sinfín de compañías a lo largo y ancho del planeta.

En medio de esta lucha ExxonMobil tiembla y Darren Woods no parece prestarle mucha atención. De hecho, en una entrevista la semana pasada en Barron’s decía: “Exxon cuenta con una de las juntas directivas más sólidas de las empresas estadounidenses”. Una idea que ahora parece que se tambalea.